Una de las cuestiones que sobrevinieron al inicio del proceso de proyecto fue tratar de responder a la pregunta que lo legado – los diarios, el huerto – ponía sobre la mesa. Se trató de abordar ese acercamiento desde la «preservación» y la «difusión» de una memoria. Ambos términos encorsetaban la acción creativa en un mero sacar-el-polvo y poner el altavoz. Se estaba tratando de tomar dichos objetos como la representación de una vida, como el contenedor en el cual los restos de ese existir que ya no estaba residían. Ocurre algo similar con aquellas personas que guardan objetos y fotografías de aquellos que ya no están, a fin de llenar el vacío de su ausencia. Con ello no se está realizando otra cosa que producir y rendir culto a una imagen ficticia en la cual se halla contenida esa vida y, por tanto, reduciendo el peso existencial de las experiencias y manera de ver el mundo para embotellándolo en las cosas. Se trata de un consuelo que no es capaz de transmitir el mundo de una vida ausente, sino que simplemente trata de llenar un agujero, aplacar la angustia.
Esto mismo es lo que causó una parálisis en los primeros momentos de abordar el proyecto del Huerto de Tomás. Se trataba de agarrarse a un cadáver inerte. Inicialmente traté de mimetizarme con la figura de mi abuelo con el fin de comprenderle. Acudí a trabajar al huerto de forma muy cuidadosa y empecé a redactar un diario, narrando día tras día lo que me iba ocurriendo. Todo ello se desmoronó en el momento en el que me di cuenta que esa manera de «pretender ser mi abuelo» me estaba alejando de él. Por una parte, estaba adoptando la actitud de un bibliotecario que se dedica a generar un archivo, ordenando, clasificando y digitalizando los restos que habían quedado, en un intento vano por congelarlos en el tiempo. Por otro lado, la narración de la vida en el formato diario, con una estructura similar a la de mi abuelo, no permitía ver los acontecimientos propios de la vida, aquellos instantes en los que ocurre algo que hace que las cosas no puedan volver a ser ya de la misma manera. Darse cuenta de todo esto me sumergió en una crisis personal, en el momento en el que se destapó el fondo con el que se estaba pretendiendo operar. Este derrumbarse constituyó, en sí mismo, un acontecimiento.
Anoté esto en la última entrada de mi diario, de la que incluyo algunos fragmentos:
«Tapar el miedo con objetos: comprar, consumir lo que me gusta pues se adecúa a como soy, convertir objetos en fetiches intocables porque remiten a este o aquel suceso, persona o situación. Todo ello no es más que una «incapacidad de…». Nos sometemos a ellos [los objetos] por miedo a enfrentarnos a nosotros mismos, a la angustia que genera el hecho de descubrirnos.
En el caso del ‘Huerto de Tomás’ me ha estado ocurriendo exactamente eso. Los objetos: fotografías, escritos, construcciones, suponían objetos congelados, intocables. Había una inacción que, a su vez era un acobardamiento, una huida, marcada por un duelo no efectuado y también por una negación del mero hecho de descubrirse.
Se estaba faltando a la cita histórica por miedo a ella. Con ello se niega toda posibilidad, todo aventurarse a explorar y construir algo que esos documentos presentes abren. Los restos no deben ser memoria congelada ni argumentos para la construcción de una manera de ser-así. Suponen, en cambio, una invitación a estar-en-el-mundo. A proyectar el él según las posibilidades que se abren. […]»
GEORGINA
Ens agradaria saber si coneixeu quin és el futur d’aquest espai de conreu, ja que pel que sembla algú de l’administració del districte pot decidir posar punt i final a aquesta l’iniciativa durant el proper any. També qui ha fet comunicat formal i a qui i, sobretot, quina és la raó que justificaria aquesta decisió. Moltes gràcies, i ben segur que entre tots podrem fer costat a la opció més adient pels barris.
info
Hola Georgina! Moltes gràcies per interessar-te per aquest espai. El comunicat de desallotjament l’han fet els tècnics del districte. Realment no sabem la raó que justifica aquesta decisió, més enllà de que el terreny pertany al Ajuntament i ells tenen la legitimitat legal i la capacitat de fer-ho. Ara per ara estem intentant comunicar-nos amb ells per oferir la conservació de l’espai i del projecte, a les seves mans, com a espai de trobada, d’observació i d’aprenentatge a través del cultiu i el contacte directe amb la terra. Però no n’hi ha cap tipus de resposta (ara per ara) per la seva part. Sembla que potser per ells no es interessant.
Una abraçada.